MOU


Mientras esperaba a que bajara la temperatura y así poder salir a campar en Chiriaco Summit, un pueblo más que perdido en el desierto, llegó una pequeña camioneta, de donde se bajaron media docena de tipos muy barbados y con pinta ,casi perfecta, de reyes magos, me preguntaron si yo trabajaba en la tienda, les dije que no. Uno de ellos ingresó a hablar con la encargada del lugar y cuando salió le dio la orden a todos para que lo siguieran. Uno de ellos vio la posición del sol y extendió una pequeña alfombra donde todos se arrodillaron y comenzaron a decir palabras ininteligibles para mí, inglés no era, sin duda, alguna palabra hubiese pescado, alemán tampoco, ¿por qué lo intuí? porque no se escuchaba que estuvieran enojados, era una especie de canto que hacía prolongar las letras A. Cuando terminaron, uno de ellos, el más joven, se me acercó y me extendió la mano, además de proyectar una larga y saludable sonrisa. Me generó confianza, le extendí la mano y le dije mi nombre. El me dijo: me llamo, Mohamed---Algo que no me extrañó en modo alguno, Mohamed es el nombre más común para los árabes (más común que el famoso José de los hispanos) parecería que todos se llaman Mohamed o parecería que todos tienen a más de un Mohamed como familiar. ¿De donde eres?---Me preguntó. De El Salvador, le dije y le conté la famosa historia de mi recorrido, bueno, sinceramente, le conté un extracto y básicamente entendió que había salido de El Salvador en bicicleta y que de la misma forma iba hasta Nueva York. La omisión consistió en no revelarle cuanto tiempo estuve sin movimiento en Los Angeles. ¿Has oído del Islam? me dijo. Un poco, le contesté, quizás lo más basico, por ejemplo que, Mahoma es su profeta, que su libro sagrado es el Corán, que tienen un mes sagrado llamado el ramadán y que ayunan y que no comen cerdo y que van o tienen que ir una vez en la vida (antes de morirse, si es que la muerte se los permite) a la Meca, y algunas cosas más. Sí, me dijo, eso es parte de nuestra creencia, pero lo más importante es que creemos en Alá, que está por sobre todas las cosas. Ves el Sol, me dijo y lo señaló, Alá es superior a toda energía, el es el todo y si estamos con él, nada nos falta. Creemos en al Amor, el Islam es una religión de amor, me decía y sonreía con esa sonrisa fraternal, muy sincera, de la que carecen los vendedores de seguros y , sobre todo, los vendedores de bienes y raíces, bueno, realmente de la que carece cualquier vendedor. Te invito a nuestra mezquita, me dijo, está en San Diego. Cuando pase de nuevo por la ciudad, trataré de buscarle, le dije, simplemente, para decir algo. Los dos sonreímos cuando no nos entendíamos, quizás el sonreía más. Hubo un momento en el que ninguno habló porque ya no sabíamos que decirnos y fue cuando, de manera, bastante estúpida, de mi parte, le pregunté: ¿Y porque usan la barba tan larga?...---Ah, me dijo, has visto a los leones, Sí, le dije, ellos tienen melenas largas y con eso se distinguen de las leonas. Yo no asentí ni tampoco disentí, creo que instintivamente lo que hice fue imaginarme al león y a la leona, cuando pude verlos en el pensamiento, asentí como generalmente hacen los periodistas. Nosotros somos como el León, me dijo y gruño como tal (o al menos intentó gruñir como tal). En ese momento llegó el más anciano de la procesión y volvió a decir algo, incomprensible. Mou (como les dicen a los Mohamed) me dijo que irían de nuevo a realizar una oración. En ese momento les tomé esta imagen. Cuando terminaron, le pregunté a Mou si podía tomarme una imagen con él, para mi sorpresa, me dijo que no, que dentro del Islam no estaba permitido. Eso no se lo entendí, ni el tampoco se esforzó para que yo lo comprendiera. Se despidió con una abrazo y me pidió que repitiera unas palabras; palabras que no recuerdo pero que si llevan muchas letras A.

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