BUENA VIBRA


He llegado a un lugar increíble en Blythe, California. Las personas me han tratado muy bien y eso que casi no hablo, no hablo bien el inglés, pero, como se ha dicho, la sonrisa no necesita de traducción y de eso no se me puede acusar, de no sonreír, ¡Jamas!. Lo he hecho y también he practicado las doscientas palabras en ingles que conozco.

Wayne, el dueño de un rancho a las afueras de Blythe, me ha recibido con todas las comodidades que se le puede dar a un ser humano: Habitación, ducha y comida. ¡Qué más se puede pedir!...yo sé, quizás una mujer, pero eso es mucho pedir. Aunque para ser sincero, me he topado con Liss, tal vez no la mujer que un hombre presumido quisiera mostrar, pero como yo no soy presumido, se las presentaré: ella, la de la foto, es Liss, originaria de Illinois y residente de Blythe desde hace 17 años, hasta el momento en el que escribo tenía 63 años y fuma como alumno universitario antes de dar un examen final; Además toma cerveza, también, como alumno universitario, pero de esos que celebran el fin de los exámenes. Tiene unos ojos entre celestes y azules parecido a los de los perritos Husky y el pelo bien corto al estilo de la vocalista de Cranberries. Es muy delgada, a simple vista se le ve un silueta casi enfermiza. Ella es la encargada de la pequeña tienda de artículos para pesca en la que me ha alojado Wayne. Además de cañas y carnadas, también se vende cerveza, razón por la cual ha sido fácil invitarme y ,muchos más, fácil de convencerme. He aceptado una cerveza, porque no quiero negarme, porque quiero vivir la cotidianidad de las personas. He acepto la segunda cerveza y la tercera y la cuarta, ya para la quinta siento que puedo hablar mejor inglés y hasta entiendo lo que dicen los otras personas que se han reunido en una banca debajo de un agradable árbol que si le hubiera puesto atención antes de tomar, bien podría saber de qué, pero no lo sé, así que diremos que el árbol es agradable y la sombra mucho más. Liss me ha preguntado qué si tengo hambre, le he dicho que un poco. Ella me dice que un hora traerán comida, yo le digo, con un poco de pena, que soy vegetariano.¡Are you kidding me!---me dice. Yo le confirmó lo que le he dicho. Ok, fine, Don´t worie---me dice. Seguimos tomando, llegan otras personas y me presentan como un ciclista salvadoreño. Todas las personas me dan la mano y me desean suerte, me advierten del calor pero me dicen que es una buena época para pedalear.

A la hora, llega el auto repartidor de pizza, Liss se dirige al auto y regresa con la pizza, me dice: Enjoy it!...---Una pizza vegetariana, grande, de 16 pedazos. Le digo: It´s too much for me...---Come son, you are a ciclyst!...
Agradezco la invitación y nadie de los presentes me acepta una porción de pizza, es toda para mí. Cuando se acaban las cervezas les digo que yo pago la ronda. Uno de las personas me dice ¡Come on you´re the guest!...---No me deja pagar y no me queda más que disfrutar. Liss me dice que le caigo bien y me cuenta en confianza porque está tan delgada, me dice que tiene cáncer y que pronto morirá, yo le digo: ¡Are you kidding me!...---Me lo confirma, me dice que tiene cáncer de mama, pero que poco le importa, si he de vivir mis últimos días que sea bailando, me dice, se para y se dirige a una pequeña rockola y pone música de Elvis Presley y baila. Me cuenta que su esposo falleció en 1992 y en 1993 decidió moverse de Chicago para el desierto, ¿por qué?, le pregunté, porque el frío me estaba matando, me dijo. Pero, ¿y cómo es que puede trabajar?, le pregunto. Me dice que Wayne, el dueño del lugar, es primo suyo y que él le está ayudando a bien morir. Y eso hago, me dijo, bien morir....

Las personas siguien llegando y tomando cerveza, pero yo tengo que preparar mis cosas para salir mañana a las 5:00 AM. Al fondo se escucha, únicamente, música country y palabras en inglés.

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