AGUA EN EL DESIERTO
Por la carretera que cruza el desierto de Arizona, uno se encuentra con cualquier clase de animales, generalmente muertos, al lado del camino. Desde zorras (o zorros), coyotes, armadillos, culebras de todo tipo, tamaño y color, aves de rapiña y de bellas plumas. El desierto, aunque uno pensaría que no es apto para la vida, esconde una gran diversidad de animales que se adaptan al medio ambiente hostil. Y los seres humanos, como animales racionales que somos, también lo hacemos. Ahora por la mañana, mientras circulaba por la carretera 60 rumbo a un pequeño poblado, llamado Salome, observé una silueta, desde la distancia, podría ser humana, pero no se lograba distinguir si caminaba o iba en una bicicleta. Al acercarme más, reduje el pedaleo y confirmé que ,ciclista no era, era un caminante que me gritó: Have some water...---Una vez más, estaba en un desierto y pedaleando con el agua justa para llegar al poblado próximo. Detuve la marcha y me acerqué y en seguida se hizo evidente la figura de un sujeto maltratado hasta el cansancio por el sol del desierto, con una estatura, quizás, de un metro ochenta, por qué digo eso, por qué media un tanto más que yo; peso, quizás 130 libras, el cincho confirmaba que tuvo un mejor peso cuando lo compró; edad, por la mirada y las arrugas, no más de cuarenta y cinco años; Nombre, cómo demonios lo iba yo a saber, por eso se lo pregunté. Me llamo David (Deyvid), me dijo; nacionalidad, podría ser de cualquier parte, por eso también le pregunté de donde era. Soy de Missouri, me dijo. Le di la mano y también mi botella de agua, de todas formas a mí me quedaba medio botella de Gatorade. Esa es la mejor parte cuando uno está acostumbrado a recibir. Uno da, da todo, como un agradecimiento a la humanidad de la que uno forma parte y con ese gesto, de dar, uno perpetua el ciclo de solidaridad humana. ¿Qué andaba haciendo?, vaya uno a saber que puede andar haciendo una persona caminando en medio del inclemente desierto de Arizona. Se lo pregunté. Solamente ando caminando, me dijo y se quedó profundamente en silencio. Lo observé un par de segundos y se me vino a la mente la imagen de Forrest Gump, este si es el verdadero, me dije. Cuando el tipo no aguantó el silencio, me preguntó a mí ¿qué carajos andaba haciendo yo en el desierto?. Le contesté de la misma forma que él: solamente ando caminando, le dije. Le pedí permiso para tomarle una fotografía. No lo dudó un instante y quedó congelado (aunque la palabra correcta debería de ser cocinado, por el calor del desierto) en esta imagen.
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