ACTO I
COMUNICANDO LA MUERTE

De alguna manera, por cualquier medio, usted sabrá la noticia de que un familiar suyo ha muerto. En la medida que el fallecido sea más cercano con usted, la noticia tardara menos tiempo en llegar a sus oídos. Sin embargo, no importando la tardanza, usted siempre sentirá un profundo dolor, no sin antes mostrar una espantosa incredulidad; la que será inmediatamente desmentida por quien le este comunicando la muerte. Trate de evacuar todas las dudas que tenga; el cómo, cuando y porque, son muy necesarios de aclarar e importantes a la hora de establecer el guión que usted deberá de recitar frente a todas sus amistades y familiares durante el funeral. No trate de memorizárselo, basta con escucharlo un par de veces. Conforme usted lo vaya repitiendo, verá como lo va perfeccionando.


ACTO II
UTILIZAR LAS MEJORES LÁGRIMAS

Una vez confirmado lo que usted no quería escuchar, es hora de dar paso a sus mejores lágrimas. No se preocupe por su reacción, es muy natural e instintiva. Por más que usted intente controlar el llanto— con la fuerza de su cara, ejerciendo presión sobre los parpados y la boca—le será imposible. Así que no lo haga. Déjese llevar por el instinto. Pero si usted se jacta de ser muy valiente y no quiere llorar en ese instante, no se preocupe, vera como en el momento menos oportuno, las lágrimas lo encontraran y es posible que le aflojen, incluso y sin ninguna broma, toda la materia viscosa de su nariz; razón por la cual, no deje de llevar consigo, un pañuelo o algún tipo de toalla desechable. Le serán muy útiles. De todas maneras, lo más recomendable es llorar, y si quiere gritar, puede hacerlo, el mundo sabrá comprender su quejido.


ACTO III
DIFUNDIR LA NOTICIA

Antes de movilizarse, hábleles a sus mejores amigos. Si los tiene. Y sienta como la voz de ellos le vuelve a provocar un fuerte llanto; razón por la cual, usted habrá intuido la importancia del pañuelo. Así que, llévese el pañuelito al rostro y diga lo que tenga que decir, no es necesario que sea breve. En medio de esas palabras, sienta como va recorriendo una —extraña e indescriptible— paz interior por todo su cuerpo. En ese momento, y sin usted darse cuenta, estará contando las primeras versiones de un guión, que desarrollará tanto en los próximos días, al punto tal, que llegara a aborrecerlo. Si no tiene amistades, no se preocupe, no será el primero, ni el ultimo en ser antisocial; y simplemente desplácese hasta el lugar donde se encuentra el cuerpo de su familiar.

ACTO IV
EL DESPLAZAMIENTO

Si usted se encuentra cerca del lugar del fallecimiento de su familiar, no trate de salir corriendo, y tampoco se preocupe por su apariencia física. Ahora bien, si usted cree que en la belleza del maquillaje y en el poder, sobrenatural y asfixiante, que tienen la marcas; entonces, péinese, véase en el espejo tantas veces como sean necesarias, hasta que encuentre la mejor cara para salir a la calle. Una vez en el asfalto publico, se dará cuenta que todo parece estar triste: el cielo, las nubes, los pájaros, los arboles, y ,en fin, todo lo que su mirada logre cubrir. No le haga caso a las personas que sonríen a la par suya, ellos no saben que usted esta triste; no se preocupe por los enamorados que se están besando en el parque, ellos no saben que usted esta triste; no se preocupe por el recibo de cobro bancario que ha llegado a su casa, el banco no sabe que usted esta triste. Deje de ver el reloj y, sobre todo, la fecha.

Deje de buscarle una explicación racional, al hecho de que su familiar murió en esa fecha y no en otra, es innecesario, es como buscarle una explicación a la fecha de cumpleaños. No se preocupe si de repente todo en el mundo dejo de tener importancia: El campeonato mundial de futbol, la defensa de la tesis universitaria, el precio del petróleo y, por favor, no se extrañe, si también el sexo deja de importarle. Es muy normal. Anormal sería lo contrario. Los recuerdos de su familiar monopolizarán todos sus pensamientos. Especialmente la ultima vez que charlo con él, la última vez que lo abrazó y, especialmente dolorosa será, la última vez que se despidió.

Una vez haya llegado al lugar, busque quien le pueda terminar de confirmar lo que usted ya sabe y por lo que tanto ha pasado llorando. De nuevo, suéltense en un llanto. Suspire fuerte, y una vez lo haya hecho, tantas veces como hayan sido necesarias, dese una media vuelta y aunque usted no lo quiera, es hora de pensar en el funeral.


ACTO V
BUSCAR UNA FUNERARIA

Revise su cartera, y aunque no lo quiera pensar, hágalo, piense en los gastos funerarios, y piense sobre quien recaerá esa carga económica. Si, y solo sí, usted, es el encargado de cubrir esos costos fúnebres, entonces, revise su estado de cuenta bancario, y no trate de engañarse. Si usted no puede realizar un funeral costoso; no lo haga. Piense en que todas las cajas de los muertos son tristes, y no puede haber una mejor que otra, a menos que usted así lo crea. Trate de auxiliarse en algún amigo, él tendrá la mirada menos cansada que usted, y también, podrá negociar en esos momentos en los que usted esta devastado y vulnerable como para poder tratar de conversar con los seres humanos que harán un negocio, a costa de su sufrimiento. Usted no se meta a negociar, saldrá perdiendo y no solamente lagrimas. Auxíliese en un amigo para que haga esos trámites meramente económicos en nombre suyo.


ACTO VI
EL FUNERAL

Una vez seleccionada la funeraria, es necesario, ahora sí, ir a cambiarse y ponerse una ropa oscura, ¿Por qué oscura y no blanca? ¿Quien lo sabe?, pero la costumbre dicta que debe de ser oscura; así que no piense en ponerse una ropa de color blanco. Trate de llegar temprano a la funeraria, porque si lo hace cuando ya hayan llegado muchas personas, usted será el centro de atracción de todas las miradas, y las personas tendrán que hacer una fila para darle el pésame. Es mejor ir evacuando por orden de llegada. Llore cuando quiera llorar, y no finja un llanto, si la persona que le esta dando el pésame no le provoque ningún recuerdo, entonces no fuerza las lagrimas. Basta con darle las gracias, nada más. No llore sino quiere. Le harán falta para el entierro.

En el funeral, todo el mundo querrá saber qué fue lo que paso, y aunque solamente algunos valientes se lo preguntaran, sépalo, y eso grábeselo, todo el mundo querrá escuchar de su voz, la versión oficial de la muerte; querrán saber el guión que usted ha estado repitiendo desde que lo escucho por primera vez.

Dependiendo de la hora que sea, usted ya se debería haber dado cuenta que ha desarrollado una especie de diferentes versiones de lo sucedido; y dependerá del grado de afinidad que usted tenga con quien lo visita, para decidir que tipo de guión se decide contar: La versión corta, la intermedia, o la versión larga; esta ultima, debe de incluir los pormenores de lo sucedido y los hechos que no todo el mundo conoce.

Seguramente, muy seguramente, habrá personas que usted no conoce, pero si están ahí, es porque le tienen aprecio a usted o, indudablemente, a su familiar. Salúdelos y regáleles las gracias por su presencia.

La noche irá avanzando, y dependiendo de su denominación religiosa, o de la creencia de su familiar, deje que los cantos y las oraciones entretengan a las personas. No sienta la obligación de quedarse hasta el amanecer, si usted tiene sueño, duerma, hágalo, el siguiente día necesitará muchas energías y, sobretodo, lágrimas. Así que no se preocupe si no amanece junto al cuerpo de su familiar en la funeraria, al fin y al cabo, esa es una costumbre que varios le han puesto el titulo de anticuada, y han dado paso al horario. Así que, si usted quiere, puede poner un cartelito que diga: Velorio hasta las once de la noche, continuamos mañana a las nueve de la mañana. O puede ser flexible con los horarios, especialmente los matutinos, para que así, las personas puedan hacer sus trámites bancarios, recuerde que, aunque es muy doloroso, el mundo continúa con su ritmo normal.


ACTO VII
DESPEDIDA

Las personas irán llegando, bien vestidas, con tonos de color oscuros, al lugar donde será la despedida. Generalmente, el encargado de llevar a cabo ese acto es un religioso, con el que el fallecido simpatizó durante la vida. En caso de no saber cual era la simpatía, entonces, puede usted, elegir el religioso que crea conveniente para dar esas palabras de despedida. No se preocupe, si de nuevo vuelve el llanto a sus ojos. Por eso es importante llevar unos lentes, los más oscuros posibles, para que su llanto no contagie a los demás presentes. Las palabras del religioso le sonaran como campana en día domingo, y es inevitable poder mantenerse sobrio. Una vez termine ese acto, ya no hay marcha atrás. Habrá que manejar hasta la terminal de la vida, adonde ya no hay retorno. Al “one way ticket”, dijo un poeta, pero creo que no estaba en lo correcto, quizás, seguramente, sea el viaje de regreso al lugar de donde venimos. No es un viaje de solo ida, es un viaje de ida y vuelta; en el que nacer fue la ida y la muerte el regreso Pero menudo problema el que tenemos con la muerte, cómo no sabemos de donde venimos, no sabemos para donde regresamos. De todas formas, usted, no se complique con estos problemas filosóficos, simplemente suspire y llore.


ACTO VIII
ENTIERRO

Una vez haya recorrido la ciudad, siguiendo muy lentamente la carroza fúnebre que lleva el cuerpo de su familiar, deberá de haber llegado al cementerio de su elección. Si la estación del año es verano, no se preocupe por la lluvia, pero si no es así, lleve a la mano un paraguas. Suspire, ya falta poco para terminar el trámite que inicio con la triste noticia. Pero todavía faltan las mejores lágrimas. Usted es el guía de todos los presentes, quienes irán tras de usted siguiéndole la sombra. Camine hasta que vea un hueco en la tierra, esa será la señal de que usted ha llegado al final de los pasos. Espere que todos estén en su sitio, y de la señal de que inicie el último tramite. Si quiere, y si puede, trate de dar unas palabras de agradecimiento a los presentes, acto seguido, de la orden para que desciendan el ataúd en el hueco, suelte el llanto, y abrace a alguien. Si quiere, puede gritar como un niño. Despidase. Despidase.

Después de que se haya despedido de su familiar, de nuevo, despídase de los presentes. No se preocupe si ellos no han llorado como usted, recuerde que la espina solamente la tiene usted.

Al final, se habrán quedado, nada más, un puñado de los familiares más cercanos y un par de amigos. Usted será el ultimo en despedirse del lugar. Ya no hay nada más que hacer, usted hiso todos los tramites necesarios para despedir a su familiar. Ahora, en la medida de lo posible, y si el presupuesto le alcanza, vaya a un restaurante de la ciudad e invite a esos familiares y al par de amigos que se han quedado con usted. Relájese, ya no es no es necesario que llore. Seguramente, usted caerá en llanto, ya cuando este solo frente a las pertenecías de su difunto familiar. Regrese a su casa, y trate de descansar, si puede. Mañana todo volverá a la normalidad, y con el tiempo usted también dejara de estar triste. Siéntase contento, ha pasado su primer examen con la muerte, y ahora comprenderá mucho mejor esta gran contradicción llamada vida.

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