El breve cuento de la masturbación y la mentira
Había una vez un joven
(no tan joven) que recibió la sorpresiva visita de un centenar de mujeres, casi
todas muy guapas, que habían llegado a reclamare su falta de decencia. El
joven, que tenía fama de ser muy solitario e introvertido, les dijo muy
sorprendido: — ¡Nunca les he faltado el respeto!—. Una de las chicas, quizás
la más guapa, le dijo: —Tu conciencia ha llegado a confesarnos que te masturbas
pensando en nosotras—El
joven bajó la mirada y sintió un puñal en el estómago que hizo apretarle los dientes
y sin pensarlo tanto expresó: — ¡Es falso! ¡Mi conciencia miente!—
La mujer guapa entonces le recriminó: — ¡Qué lástima! ¡Qué lástima! porque dentro de poco vendrá mi conciencia a visitarte y para que no te asustes, he venido a advertirte, antes que se mal interpreten las cosas, que yo me he masturbado más de cien veces pensando en ti. — Un silencio profundo invadió la habitación de aquel joven. La chica dio media vuelta y dijo: — ¡No hay nada peor en el mundo que un hombre mentiroso! Una vez dicho lo anterior se marchó. Para siempre.
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