La región menos transparente.
Con la reciente reforma a la Ley De Acceso a La Información Pública(LAIP) aprobada por las fracciones del FMLN y GANA, nuestro país da un claro retroceso en cuanto a transparencia de la administración pública. ¿Qué motivos puede llevar a un partido, en este caso el FMLN, para solicitar una reforma a la LAIP? ¿Por qué restarle autoridad a un instituto que deja de obligar a las instituciones públicas a revelar información y, con la reforma, simplemente emitir “recomendables” exentos de obligatoriedad alguna? ¿Por qué hacer la reforma, precisamente, de la manera menos transparente y criticable, de madrugada y sin consultas previas? ¿Por qué ignorar a la sociedad civil, al gremio periodístico, a la opinión pública? ¿Por qué?
Es de esperar que una reforma, para este caso más bien sería una deformación evidente de La Ley, reciba una avalancha insostenible de críticas. No hay nadie que se haya puesto de pie, se haya quitado el sombrero (aunque ya no se use en la ciudad) y haya aplaudido la reforma. Hasta ustedes, diputados y hasta el presidente, han guardado silencio y no han dado una razón que justifique la reforma. Algún defensor de oficio ha dicho que se debe a la irresponsabilidad con que ha sido manejado la información por parte de los medios. Que boletos aéreos, que fietas navideñas, regalos, compra desmesurada de vino, bocadillos, gastos en seguridad, etc, etc. Pero lejos del amarillismo político y la intención de los medios, a los ciudadanos nos interesa saber. A mí por lo menos me interesa. Yo quiero saber quién paga la fiesta y cuánto costó. Yo quiero saber cuánto dinero gana el presidente. Cuánto gasta en publicidad. Me interesa, como nos debería de interesar a todos. Eso no puede ser secreto de Estado. Yo quiero saber qué empresas se están beneficiando de las licitaciones. Quién gana un contrato y por qué. Quién autoriza la compra de regalos y por qué. Sin la ley esas preguntas no podrían contestarse. Y que no venga diciendo el partido ARENA que ellos son transparentes. Si de algo pueden sentirse avergonzados es no haber hecho nada en materia de información pública durante sus períodos. Y ,peor aún, lo siguen reproduciendo en sus gobiernos municipales.
Si lo que buscaban los diputados era otra tormenta como la desatada con el famoso decreto 743, es posible que esten camino de superar las consecuencias. Algo que el promotor de dicha reforma debió seguramente tener mensurado. Y eso desdice mucho de la toma de decisiones dentro del partido FMLN, promotor de la reforma. Si un partido de izquierda llamado a aglutinar las fuerzas progresistas de El Salvador en una comunión de sinergias encaminadas a conseguir esa sociedad más justa, inclusiva, igualitaria, solidaria y fraternal, promueve lo contrario, cuál es entonces la sociedad que nos espera. Una igual a la que hemos sido condenados y que, por liberarnos de ese destino, hemos sangrado y visto morir a generaciones enteras de amigos y familiares. Una sociedad en la que la información pública se oculta, se modifica o destruye, para beneficio de aquellos que irresponsablemente ejercen el poder y despilfarran y se lucran, sin que exista la posibilidad ciudadana de conocer la verdad. ¿Acaso a eso nos han condenado? ¿a seguir viviendo en la misma sociedad que tanto criticamos? ¿Cuál es el cambio entonces?
A lo mejor quién o quienes tomen las decisiones en el partido piensen que los únicos cambios que valen la pena anunciar son aquellos que tienen que ver con la entrega de útiles escolares, uniformes y el vaso de leche. Y nadie se opone a ello, a menos que se apellide Quijano. Uno no puede dejar de ponerse de pie y aplaudir lo acertado de esas medidas. Pero la transparencia y la cultura de rendir cuentas es todavía más importante. Y por eso nos sentimos decepcionados, porque, no hace mucho cuando fueron oposición, lucharon porque la información pública estuviera disponible irrestrictamente para todos los ciudadanos, y ahora que están en la posibilidad de ejecutar La Ley (LAIP) y promover su uso y culturizar al ciudadano para solicitar información, hacen lo contrario, limitan y deforman la naturaleza de La Ley. La transparencia se fortalece con más transparencia. Seguramente han calculado los efectos electorales y saben que a los benefactores directos de los cambios esta reforma poco o nada les interesa , porque es un tema primordialmente urbano (aunque de importancia ciudadana); un núcleo que parece ya no interesarles y más bien les molesta y lo ridiculizan como hizo el Sr. Medardo Gonzalez con un grupo de jóvenes que se manifestaba frente a la Corte Suprema de Justicia. Un grupo que, a diferencia de los sectores rurales, no solamente sabe aplaudir sino criticar y mostrar rumbos y caminos. Un grupo que, para las elecciones municipales y legislativas del 2012, les mostró su descontento, no votando por el adversario ideológico, como suelen castigar algunos electores, sino simplemente absteniéndose de votar o de participar y promover su campaña. Los resultados ustedes lo saben mejor que nadie.
Y no hay que ser fatalista para advertir que un día dejarán el poder, llegará, así funciona este juego de la democracia. Qué el 2014 ó el 2019 ó 2024 ó 2029. Llegará y es inevitable. Y entonces qué, pedirán “transparencia” a los gobiernos posteriores. Eso será hipocresía. Como es ahora ésta reforma. Si el FMLN, de acuerdo al candidato Cerén, “se jacta de recoger las mejores tradiciones democráticas, progresistas y libertarias fraguadas en El Salvador a lo largo del siglo XX”. Parece ser que en el presente siglo el rumbo da señales de ser lo contrario y de perderse en una región menos, muchísimo menos, transparente.
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