A pesar de la prisa, había llegado demasiado tarde a la casa de mi hermano. Mi cuñada me esperaba en la puerta y sobre su rostro resbalaban lagrimas negras, señal que no daba espacio a la esperanza. ---¿Qué paso?---- le pregunté sabedor que la respuesta sería trágica. ----Su hermano tenía cáncer. Sí, lo supe hace unos meses---le contesté avergonzado. Sabe que lo esperó hasta el ultimo momento. Esas fueron sus ultimas palabras: ¡Mi hermano! ¿Quiero ver a mi hermano?. << ¿Entonces, ya está muerto?>> Pensé en preguntarle pero no tuve el valor de hacerlo, mejor puse cara de tristeza y lleve mi mano derecha a la boca en señal de incredulidad y esperando que fuera ella la que de única vez por todas me dijera lo inevitable ---Si, murió hace dos meses--- me dijo entre llantos. <<¡Dos meses! Eso es mucho tiempo>>pensé, pero eso no podía ser cierto. ¡Imposible!---le dije a mi cuñada, si ha sido él quién me ha hablado para que viniera a verlo. Ah, entonces, usted ya sabe lo que está pasando---me dijo. ¿Pasando? ¡No! No sé nada. Mi cuñada entonces me pidió que la acompañara hacia un gran espejo que estaba en la sala de la casa. ---Véalo con sus propios ojos--- me dijo y me señaló el espejo. Yo me fui acercando y mi incredulidad fue aumentando, allí estaba él, al otro lado del espejo, parado, vestido con un pantalón negro y una camisa blanca. Yo sentí una gran alegría al verle, pensé que todo posiblemente se debía a una pesadilla de la que estaba a punto de despertar. Pero no despertaba. Corrí a abrazarlo, pero él no podía salir del espejo, estaba como atrapado al otro lado. Eso no podía ser cierto. O estaba viviendo el más lucido de los sueños, o pesadilla para el caso, o me estaba volviendo loco. Mi hermano me hacía gestos para que quebrara el espejo. Yo que no podía escucharlo no sabía qué hacer. Empuñé y golpeé la imagen. Miles de pedazos cayeron al piso y un silencio hasta ese momento desconocido en mi vida se hizo presente. Volví a ver a mi alrededor y estaba solo. Ya no había nadie. No obstante el espejo seguía estando allí frente a mí, pero ya no estaba mi hermano. Solamente estaba yo. Yo era la imagen del espejo y no había nadie a quien pedirle que me ayudara a salir. Quedé atrapado con mi imagen hasta el día de hoy.

Comentarios

Entradas populares