TIEMPO


8: 30 PM el bar se encuentra demasiado vacío para  un viernes por la noche. Con excepción de una pareja con toda la pinta de ser amantes y un chico solitario en la barra, no hay nadie más en el lugar. Sin duda ha de ser por la tormenta. Un aire a día feriado se percibe en el ambiente; un aire que me provoca bostezos. Debí traerme cuanto menos la última novela de Paul Auster. ¡Pero qué digo!  Esta no es una buena señal. No es lo que espero de esta noche, justo el día en el que quiero emborracharme y despertar en cualquier sitio y olvidarme por una noche o dos o, de pérdida, para siempre de mi ex pareja.

 9:00 PM apenas ha pasado media hora, afuera el agua arrecia y por las ventanas se ven los continuos destellos de la tormenta. El ambiente ha mejorado un poco, no mucho, y ya se dejan ver más personas. El problema es cómo saber si están solteros. Estoy entre pedirme otra promoción de margaritas o la cuenta. Lo único que me abstiene es la promoción de dos por uno. ¡Vaya, qué pedazo de tormenta!

9:11 PM terminé pidiendo la promoción y sonriéndole al chico solitario de la barra que además del desprecio parece que es gay. Solo un gay se pondría unos pantalones cortos de color rosado.

9:20 PM  Esta falta de sexo me ha devaluado el gusto. Incluso el barman me parece atractivo, y eso que está horrible. Cómo he podido expresar que me ha gustado. Si es feo. Tiene cara de hispano y dientes de oro. ¡Qué horror! Esa gente está por todas partes. Mejor me voy.

9:25 PM El muy desgraciado se dio cuenta que lo estaba mirando (hablo del barman) y no me ha quitado la vista encima. Lo peor es que me sonríe y le brilla la sonrisa. ¡Qué horror!

9:30 PM Un par de chicos se han sentado a la par mía. Y no se ven femeninos y tampoco tienen anillos en los dedos. Es una buena señal. Aunque eso nunca se sabe. Están guapos y, para variar, hablan de deportes. Como si no supieran que el equipo de futbol de la ciudad es el peor de todos los tiempos. Ni los Bufalos de Westerberg han perdido tanto como éste, y ya con eso se imaginaran la clase de equipo que nos representa.

9:40 PM Es por demás, he tirado la toalla, esta noche no será mi noche. Los dos chicos no han parado de charlar de futbol. ¡Futbol! ¡Futbol! ¡Vamos, chicos, hay otros temas! El bar se ha ido llenando, pero para mi falta fortuna, solamente de parejas.

10:13 PM Me he terminado la otra promoción.  Estoy en problemas. Es demasiado temprano y si pido una ronda más corro el riesgo de sobrepasar mis límites de bebida, que he fijado desde los veintiún años en seis cervezas o cuatro tragos de vodka o vino o tequila. Cuando traspaso esa barrera es cuando mis acciones, con mucha seguridad, tendrán algún tipo de arrepentimiento el día siguiente. Situación que no me gusta. Bueno a veces sí. He tenido buenas sorpresas en la cama. Por eso será mejor pedir la cuenta y regresar al apartamento.

10:15 PM El barman me ha servido un trago y me ha dicho, en un inglés bastante aceptable para su rostro, que alguien anónimo ha decidido invitármelo. Yo lo agradezco y medito si aceptarlo o no. Acepto.

10:26 PM Estoy en problemas. Fui al baño y pude reconocer en el espejo que ya estoy borracha. No se me nota tanto, pero ya lo siento. Debo terminarme ese trago y largarme. Aunque la curiosidad de saber quién me lo invita me ha provocado una excitación repentina. ¡Ah , no es la curiosidad! Es mi falta de sexo. Eso es. Estoy segura que se debe a eso.

10:40 PM  Ya me cansé. En este lugar nadie me va a hablar. He pedido la cuenta y el barman me ha sonreído y me pide que no me vaya. Yo, más por las margaritas que por mi gusto, le sonrío pero también coqueteo. Le digo que ya es tarde. El sin embargo me pregunta si quiero ir a bailar salsa. Yo me sorprendo con la pregunta y me apeno contestarle que no. Le digo que no puedo bailar ese ritmo. Entonces él me ha dicho que bailar salsa es muy fácil, que el ritmo tiene unas claves muy sencillas y que si quiero puede enseñarme esta misma noche. Vuelvo a agradecerle y digo que no. Él insiste. Me pide acepte. Me reta. Me dice que si acepto deja de servir tragos en la barra y me acompaña a bailar. Yo sonrío y le digo que no puede hacer eso y  me sonrojo y le digo que está loco. Él lo acepta y vuelve a sonreír ¡Por Dios!  Otra vez, ese brillo en sus dientes. Nunca me acostaría con un hombre así. Pago la cuenta y me marcho. Me doy cuenta que el trago me lo había invitado él. ¡Qué decepción!

10:45 PM No puedo manejar así. Estoy borracha y no para de llover. Será mejor buscar otro bar o quedarme. ¡Ah, por dios! pero si me quedo ese barman seguirá invitándome. ¿Y por qué no aceptarle la invitación para ir a bailar? ¡No! De seguro querría acostarse conmigo. Algo que no me molesta, yo estaría de acuerdo, pero no me gusta, o quizá sí, pero me molesta su dentadura. ¡No! No podría acostarme con él. Aunque… ¡No! ¡No! ¡No!

10:50 PM He pedido una cerveza suave. El barman me ha confirmado su nombre: Se llama José. Yo le he tenido que decir que me llamo Hayley.

11:00 PM Los últimos 10 minutos han sido agradables, José, a pesar de su dentadura, es una buena persona. Diferente, claro, a todos los hombres que he conocido. Ahora ya no puedo decir que sea feo: tiene buena estatura, cabello recortado, bien afeitado, delgado. Todo bien. Aunque ¿Qué le pasó en su dentadura? ¡No, chica! No, no y no. Toma la cerveza y vete…

11:01 PM He llegado a la conclusión que me urge coger. No ando buscando una pareja, ni mucho menos, simplemente busco una noche y un orgasmo. Vaya, ni siquiera dos orgasmos, que ya sería mucho pedir, con uno sería suficiente.

11:04 PM Mmm… ¿Por qué no? ¿Por qué no ir a bailar? No perdería nada. No creo que José sea un asesino en serie. No lo creo, en todo caso sabría en dónde encontrarlo. ¡Tonta! Ya estarías muerta para regresar a reclamarle. Sí, es cierto, qué tonta soy. ¡No, tonta no! ¡Estoy borracha!

11:10 PM Estoy borracha


10:00 AM Estoy viva

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