No me importa lo que usted piensa. Eso a mí me tiene sin cuidado. Yo quiero verlo a usted vestido de mesero. Es decir, como a mí me han enseñado que deben de vestirse los meseros. Yo pago por la comida y por su maldito vestuario. Así que no confunda su vestimenta. Adónde demonios ha visto usted a un mesero vestido como un mecánico, o viceversa; ¿o acaso un abogado lo recibe a usted con un estetoscopio guindado en el cuello? ¿ O Sí? Pero señor, usted tiene hambre y aquí está la comida. No me importa ni el hambre ni la comida. Yo quiero verlo a usted vestido como un mesero. Señor, pero es que yo no soy un mesero. Soy un muerto de hambre, y dentro de muy poco usted también. 

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